El proyecto europeo C-MobILE
El proyecto europeo C-MobILE despliega un piloto de servicios de ayuda a la movilidad en Barcelona y su área metropolitana
La prueba piloto que el proyecto europeo C-MobILE (Accelerating C-ITS Mobility Innovation and depLoyment in Europe) ha desplegado consiste en ofrecer servicios para mejorar la movilidad en Barcelona y su área metropolitana con el fin de reducir las incidencias viarias y el impacto medioambiental del transporte por carretera y convertir Barcelona en una ciudad eficiente y plenamente segura para la ciudadanía mientras se desplaza.
El consorcio liderado por Applus+ IDIADA, el RACC y la Dirección de Movilidad del Ajuntament de Barcelona, con el soporte del Institut Municipal d’Informàtica, ha presentado la aplicación C-Mobile Barcelona, que ofrece información oficial y en tiempo real a los conductores, motociclistas y ciclistas sobre las incidencias relacionadas con la movilidad que se producen a su alrededor. Esta prueba piloto de Barcelona también ha contado con la colaboración de Túnels de Barcelona i Cadí, Piaggio, el Servei Català de Trànsit y ADASA.
A través de la app C-MobILE Barcelona, los usuarios pueden recibir avisos visuales y por voz de distintos tipos de incidencias y servicios en la carretera, como obras, retenciones o inclemencias meteorológicas adversas, el estado de carriles reversibles e información de paneles de tráfico, así como notificaciones sobre los límites de velocidad dentro y fuera de la ciudad, la entrada en la Zona de Bajas Emisiones, los tiempos de cambio semafórico y la velocidad de circulación recomendada para llegar a ellos cuando estén en verde. También alerta sobre la presencia de usuarios vulnerables en las intersecciones, como ciclistas y motociclistas y, gracias a la colaboración con Bombers de Barcelona, informa a los conductores de la presencia de vehículos de emergencia aproximándose a su zona, lo que les permite ceder el paso con mayor antelación.
Estos servicios que propone el piloto de Barcelona tienen como objetivo reducir la contaminación y la congestión, aumentar la seguridad en la red vial y contribuir a la sostenibilidad del transporte, atendiendo también las particularidades de las zonas urbanas complejas y protegiendo a los usuarios vulnerables, como es el caso de los ciclistas.